El camino a Marte se tambalea
Un día después de que la Agencia Espacial Europea (ESA) suspendiera su cooperación con la rusa Roscosmos en la misión a Marte Exomars, su director general, Josef Aschbacher, no pone en cuestión el trabajo conjunto en la Estación Espacial Internacional (EEI): “Rusia nos necesita y nosotros necesitamos a Rusia”.
La EEI, la mayor infraestructura que los humanos han lanzado al espacio, está participada también por la agencia estadounidense (NASA), la japonesa (JAXA) y la canadiense (CSA). Los dirigentes de Roscosmos alertaron sobre las repercusiones que pueden tener para ese proyecto, las sanciones impuestas a su país por la guerra en Ucrania.
Ante un grupo de medios internacionales, Aschbacher dijo el pasado viernes tomarse con seriedad la amenaza, frente a la que mantiene la cabeza fría para no reaccionar a provocaciones divulgadas por Twitter, según las cuales la estación podría llegar a caer.
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En la EEI, hay actualmente dos cosmonautas de Roscosmos, cuatro de la NASA y uno europeo, el alemán Matthias Maurer, y el pasado viernes partieron hacia allí desde el cosmódromo ruso de Baikonur, en la estepa kazaja, otros tres astronautas rusos.
En esas instalaciones, según indicó Aschbacher, no han repercutido las actuales tensiones geopolíticas.
“Los astronautas están entrenados para todo tipo de emergencias. Trabajan realmente como un equipo. Tienen que hacer experimentos y mantener la estación. Hay bastante trabajo duro por hacer cada día y están bastante ocupados con eso. Por supuesto que han escuchado las noticias, pero allí es diferente”.
La EEI es, en estos momentos, el único punto de cooperación activa entre la ESA y Roscosmos, después de que el Consejo de la agencia europea decidiera suspender la misión a Marte ante la imposibilidad práctica y política de mantener este septiembre el lanzamiento de su robot explorador.
Esa ruptura sucedió a la decisión de Roscosmos de retirar a su personal del puerto espacial europeo en la Guayana francesa, lo que ha obligado a buscar alternativas para las misiones que iban a partir desde allí con un cohete ruso Soyuz.
Si la situación global se solucionara rápidamente, de acuerdo con Aschbacher, la siguiente oportunidad de lanzamiento llegaría en 2024, pero es una posibilidad que ve poco realista. “Y si no lanzamos con Rusia la siguiente fecha más cercana sería 2026 o 2028”.
El róver Rosalind Franklin iba a ser lanzado para tomar y estudiar muestras del suelo marciano, pero tanto en ese robot como en el módulo de aterrizaje y en la lanzadera había tecnología rusa, que ahora hay que ver cómo reemplazar.
“Tenemos que ir elemento por elemento y ver las alternativas para reemplazarlo con uno europeo, que en la mayor parte de los casos sería posible, o con la ayuda de Estados Unidos, que ha ofrecido su apoyo. Debemos hacer un análisis detallado de las compatibilidades y obviamente de su coste”, apuntó el dirigente de la ESA.
Se podría llegar incluso a la cancelación completa de la misión. A medio plazo los Estados miembros de la ESA deben estudiar las opciones para continuar Exomars y en caso de seguir adelante elaborar el nuevo plan industrial con el que llevarla a cabo.
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Para Aschbacher, esta situación debe servir a Europa para reforzar su autonomía estratégica en el espacio: “Espero que el sector espacial europeo salga más fuerte de esta crisis porque vemos que se necesitan ciertas inversiones para hacerlo más resiliente”.
El director general de la ESA también anticipa una mayor colaboración con la NASA, que lleva el peso del bloque occidental en la EEI.
“La guerra en Ucrania está acercando a los socios europeos entre sí, pero también con la NASA. Preveo que esto va a resultar en el fortalecimiento de una cooperación que ya es muy fuerte”, señaló Aschbacher, quien aseveró que se comunica por escrito con su homólogo ruso pero que no hay previstas ni una reunión ni una conversación con él.
*IR