Guardia Nacional y la amnesia
Ahora que para el presidente de la República y su gabinete de Seguridad los hechos violentos de la semana pasada, en distintos estados de la República, son propaganda de los cárteles y de la derecha todo se parece acomodar a su decisión de militarizar el sector.
Ha levantado mucho polvo el desastre institucional de la Guardia Nacional, desde que comenzó a ser manejado por manos poco diestras, cuando Olga Sánchez Cordero estaba a cargo de la Secretaría de Gobernación y se enfrascó en un hato digno de Cantinflas, para señalar que aquella organización tenía otro chip, distinto al de los militares.
Se recuerda a la ex secretaria en docenas de videos que permanecen en las redes sociales, en donde explicaba a su leal saber y entender que los integrantes de la Guardia Nacional habían sido policías navales y policías militares, por lo que tenían una formación distinta.
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El tiempo arrasó con esas hipótesis, pero más allá de ello, lo que ahora mismo se encuentra en el ojo del huracán es la actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido que, si no se puede modificar la Constitución para que la Guardia Nacional sea absorbida por la Defensa Nacional, nada mejor que un Decreto para consumarlo.
Empero, la temeridad presidencial incluye la apuesta a que la opinión pública está malentendiendo sus palabras, por lo que a cada paso que da, cae más en la ambigüedad, por eso le vino bien las agresiones en las calles a negocios y civiles, el terror justifica que los soldados estén en las calles.
A lo lejos, la oposición grita toda suerte de condenas hacia el actuar de López Obrador, algo bien merecido, pero no por ello se deja pasar una ocurrencia de algunos panistas en el sentido que el actual presidente de la República fue el que militarizó la seguridad del país.
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Si la memoria no traiciona, fue Felipe Calderón Hinojosa el que militarizó la seguridad.
El michoacano inició la espiral de enviar un día sí y otro también, a que el verde olivo y los marinos se liaran contra el crimen organizado, sin olvidar que como ahora, todos los días había una rueda de prensa para atender el tema.
Cuando no era el propio Calderón, Alejandro Poiré daba una larga explicación de quienes habían sido detenidos, casi siempre acompañando tal pronunciamiento con frases que daban a entender que aquellos delincuentes atrapados, eran lugartenientes o mandos relevantes de alguna organización criminal, lo que ameritaba su detención. Y se institucionalizaron los videos para la prensa, con los detenidos parados frente a un helicóptero, rodeados de elementos de fuerzas federales.
También hubo un amplio margen para que el general secretario de la Defensa Nacional y el almirante secretario de la Marina expusieran algunos puntos sobre las detenciones y los operativos que se daban siete días a la semana.
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Luego entonces, el señalar que López Obrador es el autor de la militarización del país es totalmente equivocado. Fue Calderón el que lo inició.
Con todo, hay que ser congruentes: al menos, el michoacano detenía delincuentes, mientras que el habitante de Palacio Nacional les ofrece disculpas cuando se dirige a ellos por sus apodos.
La gran pregunta es si en algún momento la oposición dejará de decir lugares comunes que apuestan por la amnesia y se dedican a proponer acciones contundentes en contra de la delincuencia organizada.
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A menos, claro, que lo que ocurre es que no tienen propuestas y por lo tanto es preferible mantener una salva de críticas, porque no tienen algo más que ofrecer. La Guardia Nacional es de facto un órgano del Ejército ahora lo será por decreto, sin tocar la Constitución. Y si prevalece el caso de que no hay otras propuestas válidas, ya se sabe lo que ocurrirá en 2024: más de lo mismo, por cada uno de ambos bandos.
De las anécdotas que se cuentan
Martí Batres ya lo fue todo y sin medida. Presidente de Morena en la Ciudad de México (2015-2018), presidente nacional de Morena (2014-2015), secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal (2006-2011), presidente del PRD del Distrito Federal (2005-2006), subsecretario de Gobierno del Gobierno del Distrito Federal (2003-2005), presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados (2002-2003), diputado federal a la LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados (2000-2003), presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (1997-2000) y, diputado local de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (1997-2000).
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En su juventud, miembro del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de la UNAM y fue uno de los principales operadores del movimiento estudiantil de 1986-1987 contra las reformas del rector Jorge Carpizo.
Y, se le ubica como fundador de la Unión Popular Nueva Tenochtitlán y la Unión de Vecinos de la Colonia Doctores. Ése es el perfil de Martí Batres, uno de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989.
Ahora, se le ve muy activo, moviéndose.
Quiere ser jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Martí Batres, el hombre que presumía su austeridad cargando su comida en tuppers, ahora se ha dejado ver por distintos lugares de la capital.
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Los malquerientes apuntan a Batres junto a Clara Brugada, alcaldesa en Iztapalapa; a Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana federal y algún despistado considera a Mario Delgado.
Omar García Harfuch también es apuntado en la lista, pero él, inteligente, se mueve en sus temas y no suda calenturas ajenas.
Claudia Sheinbaum hará lo que le dicten desde Palacio Nacional.
Los momios apuntan a Rosa Icela Rodríguez, pero nunca se sabe.
Batres está consciente de esa posibilidad.
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*ARD