La historia de la final del Premundial Sub-20 de la Concacaf es de las que los padres futboleros gustan contar a sus hijos. Partido difícil, drama, rivalidad y el valor doble de ganar de último minuto un torneo clasificatorio al Mundial. México lo hizo ayer contra Estados Unidos. Esa emoción que hizo saltar de sus asientos a miles de personas en el estadio de León, fascinados por el gol de Diego Ochoa (120+2) en el segundo tiempo extra, se vio reflejada en cada joven que dirige el entrenador Eduardo Arce con el 2-1 en el marcador.
Cuando Ochoa remató de cabeza a las espaldas del zaguero Luca Bombino, el cuerpo técnico mexicano salió disparado para celebrar la victoria sin más dramatismo. El arquero Adam Beaudry voló de derecha a izquierda, siguió el recorrido de la pelota sobre su línea de meta, pero fue insuficiente. Sólo una jugada tan completa, en la que un golpe seco resonara como una descarga de fusil, podía evitar que el encuentro llegara a los penales después del empate 1-1 en los 90 minutos.
La fuerza sicológica del Tricolor desarmó cualquier mal presagio. Un derechazo de Nimfasha Berchimas, volante de 16 años que juega en el Charlotte FC de la MLS, desarmó la confianza de los mexicanos con el primer tanto de Estados Unidos. Su definición, como la de los grandes delanteros, convirtió al arquero Emmanuel Ochoa en un simple espectador al perforar el ángulo superior derecho (52). La dificultad entonces fue mucho mayor.
Con el pase ya asegurado a la Copa del Mundo desde la fase anterior, Arce encontró la solución entre sus jugadores de banca. Envió al campo a César Bustos, Ari Contreras y el delantero de Cruz Azul, Mateo Levy, quien, en tiempo de compensación y justo cuando los estadunidenses empezaban a abrazarse en señal de festejo, cabeceó un centro de Yael Padilla y logró el empate (90+7) para jugar los tiempos extra. Levy no sólo revitalizó las esperanzas, sino también llevó al Tricolor a su máximo apogeo.
Después de ir una y otra vez a la portería rival, los juveniles nacionales encontraron el punto débil de Estados Unidos, de nuevo por la vía aérea. Para evitar la cuerda floja de los penales, donde un solo error puede condenar el desempeño general de un equipo, Ochoa se alzó en la última jugada y convirtió el 2-1 en el gol del campeonato. El estallido del público en el antiguo Nou Camp no se hizo esperar.
Con información de la Jornada
*BC