Ladridos de Husky dejan daño emocional y psicológico de menor en Guanajuato

El Tribunal de Guanajuato falla a favor de vecino que acusó daño emocional y psicológico a su hijo por constantes ladridos de Husky

En Guanajuato, un conflicto vecinal terminó en el tribunal, al parecer fue por los ladridos de un perro, así es, pues sin causar daño económico directo, impactó de manera significativa al bienestar emocional, la dignidad y sentimientos de una persona, dejando un perjuicio que el derecho busca reparar, ya que, el demandante alegó daño emocional y psicológico por los constantes ladridos, afectando el desempeño escolar de su hijo menor.

Dicho caso no solo resalta la relevancia del daño moral dentro del derecho civil, también abre diálogo sobre la responsabilidad que los propietarios de mascotas tienen hacia su comunidad, pues la sociedad es más consciente de la importancia del bienestar emocional, por lo que, el fallo del Tribunal de Guanajuato marca un hito en el reconocimiento de que las acciones cotidianas, como el cuidado de una mascota, trae implicaciones legales y morales.

Lo anterior luego de que, en el Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato, se dirimió un litigio luego de que, un vecino demandó al propietario de un perro de raza husky siberiano por los ladridos continuos del animal, alegando que afectaban severamente su salud mental y emocional de su hijo menor, afectando su rendimiento escolar y desarrollo emocional, cuestionando los límites de la responsabilidad civil y protección del bienestar emocional en las leyes mexicanas.

En un principio, el juicio ordinario civil, ante el Juez Noveno de León, Guanajuato, no favoreció al demandante, se dictaminó que no se había probado suficiente los elementos constitutivos de la acción de daños morales, el caso pudo terminar, con la resolución del juez y el subsiguiente descontente de una de las partes, pero, el final tomó un rumbo distinto con apelación al fallo.

Llevó al caso ante la Novena Sala Civil del Supremo Tribual de Justicia del Estado, en esa instancia procedió a una revisión exhaustiva de los argumentos y pruebas, contrastándolos con los principios legales pertinentes y la jurisprudencia aplicable, reconociendo la relevancia del bienestar emocional del menor, considerando los dictámenes periciales en psicología que evidenciaban la afectación en la esfera anímica del menor, como argumento central.

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Por lo que, el Tribunal resaltó la omisión del juez de primera instancia en valorar la prueba pericial, demostrando el impacto negativo de los ladridos continuos en el desarrollo emocional y cognitivo del niño. Enfatizando cómo esta afectación al bienestar de menor constituye un daño moral, destacando la obligación de reparar el daño.

Por lo que, la resolución no solo revocó la sentencia inicial, también estableció un precedente sobre el reconocimiento del daño moral por las perturbaciones cotidianas y su impacto en la calidad de vida de las personas, subrayando la responsabilidad de los propietarios de mascotas en prevenir que estas causan molestias a terceros redefiniendo las expectativas sobre la convivencia en comunidades compartidas y protección de derechos emocionales y psicológicos, sobre todo en menores.

Respeto por el prójimo cada vez más valorados

La resolución atrae una profunda reflexión, sobre responder a los cambios de la sociedad, en un mundo donde la convivencia pacífica y el respeto al prójimo son cada vez más valorados, por lo que, la justicia se erige como un baluarte esencial para garantizar que estos valores sean más que ideales inalcanzables.

Por lo que, con la sentencia, el Tribunal de Guanajuato recordó que detrás de cada ley y procedimiento legal hay personas cuyas vidas y bienestar dependen de las decisiones judiciales, por lo que, este fallo trascienda inspirando a comunidades y legisladores a nivel global.

Aunado a lo anterior, la resolución, el Tribunal Guanajuato no solo brindó justicia a una familia, también contribuyó a la construcción de un marco más compasivo y humano.

 

Con información de Latinus

*ARD