Según con investigadores apostar por la bondad en nuestra vida diaria tiene consecuencias positivas en nuestro cerebro, así como el estado general de salud, además, contribuye a la formación de los lazos sociales más estables y positivos.
"La bondad es lo que nos hace felices y lo que verdaderamente da sentido a nuestras vidas, tal y como escribía Viktor E. Frankl tras pasar por un campo de concentración. Y no sólo eso, una buena persona es cómo nos gustaría ser recordados. Así se lo explicaban todos los pacientes a mi admirada amiga, la psico-oncóloga Ainhoa Videgain, en sus últimos días de vida", indica José Luis Bimbela Pedrola, autor de Bondad práctica y radical y profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública de Granada.
Dicha conversación con Videgain fue su motivación a escribir el ejemplar, cuando no habían comenzado ni la invasión rusa de Ucrania ni la guerra entre Israel y Gaza, tras el sorpresivo ataque de Hamás.
"Hoy, en 2024, sería incluso más necesario", apunta. "Yo decido, yo hago, yo entreno, yo contagio. Con la decisión de elegir la bondad como propósito ganarás tú, ganará tu entorno y la sociedad en su conjunto". Y advierte: "Pero, una vez hayas apostado, pasa a la acción y conviértelo en conducta a fuerza de hábitos y disciplina para no abandonar a los dos días y que la rueda del gimnasio y del inglés vuelva a repetirse".
Estilo de vida
Por lo que, ¿se debe reforzar por ser buena persona en un contexto individualista y egoísta? “¡Claro que hay que currárselo! Que el ser humano aspira a la bondad es algo que ya sabíamos y la ciencia del comportamiento, la antropología y la neuropsicología, está afianzando esa idea". Como trabajador de la Salud Pública desde hace 30 años es un firme defensor de que más vale prevenir que curar. "No podemos vivir dejando daños colaterales y luego pretender dejar ese buen recuerdo como padre, como hijo, como amigo de mis amigos, como compañero de vida... Hay que incorporarlo en el día a día y trabajarlo continuamente", defiende.
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Asimismo, ejemplifica la despresurización de cabina: "En un avión, antes de atender al de al lado es clave que uno mismo se ponga la mascarilla. Lo mismo sucede en la sociedad: yo conmigo es el nivel más inmediato de salvación, yo contigo viene después, luego nosotros y nosotras. Este orden es clave". Recordando la crisis del coronavirus, cuando la responsabilidad personal era clave para no contagiar al resto.
"Grupalmente, como especie, nos vimos amenazados por la pandemia. Ante eso, fuimos a lo más esencial. En peligro, nos unimos para sobrevivir. Una vez pasado lo más grave, nos olvidamos". Nunca se es mejor por arte de magia, insiste: "Sólo si lo decides y si lo haces. Es como cuando estás sano, vas viviendo sin pensar en la enfermedad, y sólo si te falta la salud es cuando reparas en ella".
Gimnasia emocional
Ante los desafíos del cambio climático, los problemas recientes de salud mental, crisis globales, solo dibujan una realidad donde el miedo y la incertidumbre nos alejan de poner conectar con otras personas, por eso, Bimbela anima a entrenar la bondad, para que no tenga que ser un sacrificio y se convierta en un disfrute.
"Es un momento muy difícil en el que vamos como ovejas, sin vislumbrar objetivos de bienestar para todos. Los estudios que he revisado y cito en el libro dicen que las conductas altruistas aumentan la oxitocina y disminuyen el cortisol, la hormona del estrés".
Aunado a lo anterior, pacientes con dolores crónicos, este psicólogo ha mejorado su calidad de vida con ciertos cuidados como alimentación sana y el ejercicio, haciendo hincapié en que, "las acciones bondadosas también se relacionan en estudios recientes con la disminución de procesos inflamatorios".
Además, en la parte emocional que aporta la bondad cita al filósofo griego Epícteto:"Lo más relevante no es lo que pasa, sino cómo interpreto lo que me pasa. Nos da poder como individuos ante una situación que podemos ver de forma más pesimista y catastrófica".
En cuanto a la salud social se apuesta por 6 verbos 6 de la comunicación: "Preguntar, escuchar, empatizar, resumir, reforzar y retroalimentar. En el ámbito de la bondad construyen relaciones de respeto y confianza mutua". Un aspecto muy importante ante la polarización social, la palabra del año. "Se ven muchas conversaciones en las que no se escucha, sino que se está pensando en cómo vas a contraatacar en la siguiente réplica". Somos de suponer. "Tenemos que preguntar para poder entender los sentimientos o razones de los demás, aunque no los compartamos", reflexiona el experto.
En cuanto a la dimensión espiritual, ligada al sentido de la vida y no necesaria a una religión, se basa en la eudaimonía, estado de satisfacción generalmente a la situación de uno mismo en la vida, en contraposición a placeres más hedónicos como el sexo, comida o dinero. "Hay que encontrar una vocación o sentido para poder ser felices". No tiene por qué tener una ambición desmesurada. Basta una "razón por la que levantarse cada mañana".
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Por último, mantener una conducta bondadosa habla de la salud ética. "Es la estrategia que se trata en escuelas de negocios y todos hemos oído alguna vez: el win-win o ganar-ganar. Ya estaba en los escritos bíblicos en ese 'amarás al prójimo como a ti mismo'. Nadie puede ser tan bueno que parezca tonto, no es ir en plan mártir, sino entender que la bondad es para todos. Para poder dar lo mejor al otro primero te tienes que cuidar tú".
Bondad y las redes sociales
¿Por qué en redes parecemos peores personas? El escritor apuesta por preguntarnos primero si vamos a aportar algo con nuestro comentario, en lugar de soltar cosas que jamás diríamos a la cara. "Antes de hacer algo hay que medir las consecuencias, y no sólo si vas a insultar, que es lo más obvio porque ya tiene la intención de dañar al otro. Es que hay veces en las que ni siquiera pretendemos herir, pero provocamos daño a alguien y eso también debemos medirlo antes de actuar".
Asimismo, Bimbela también habla del selfie conductual, consiste en hacer un retrato con nuestro propio diagnóstico. "Una fotografía del comportamiento que queremos cambiar para poner en marcha las conductas bondadosas antes incluso de querer cambiar a los demás".
Por último, refiere a que somo dados a decir a los hijos o pareja cómo tienen que obrar y ser, critica, sin antes autoescáner, “nos dará una pista de lo que nos cuesta más y lo que menos para que todo esto no sea un brindis al sol", concluye, por lo que, si queremos cambiar el mundo, debemos iniciar por nosotros mismos y con pasos pequeños.
Con información de El Mundo
*ARD