De acuerdo con investigaciones, es sabido que los cárteles de droga en México tienen a su servicio diversos métodos para probar las sustancias que distribuyen en el país y Estados Unidos, tal es el caso del Cártel de Sinaloa, “Los Chapitos”, hijos de Joaquín Guzmán Loera, quienes probaron sus químicos con el cuerpo de Ana Rubio, una de las socias más grandes que les proporcionaba el fentanilo.
De acuerdo con la mujer, dotaba al cártel del químico proveniente de China, llegaba a Guatemala y luego a México, por lo que, “Los Chapitos” improvisaron su primer laboratorio en una casa localizada en la ciudad de Culiacán.
Tras tener expertos en química a sus servicios, los denominados “cocineros”, capturaron a Ana Rubio, quien con los años se volvió contraria de “Los Chapitos”, y a quien utilizaron para experimentar en ella la mezcla del fentanilo con otras sustancias.
Aunado a lo anterior, la mujer cautiva fue utilizada para ser inyectada en contra de su voluntad con el químico y con ello poder mejorar la droga o descartar pruebas, eventualmente, Ana falleció de una sobredosis al no soportar las cargas de droga que se le ingresaba a su cuerpo.
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Cabe resaltar que, este método incluso de tortura fue aplicado a rehenes cautivos que el cártel, quienes tuvieron la misma suerte que Ana Rubio.
Sin embargo, los hijos de “El Chapo” Guzmán siguen su legado en el mercado del fentanilo, al cual han adoptado dejando atrás la cocaína, dicha historia es similar a la de “El Chapo”, su padre, quien dejó la mariguana por emprender tratos con cocaína.
Mientras que, el Departamento de Seguridad de Estados Unidos ha considerado al Cártel de Sinaloa como la agrupación más importante en tráfico de fentanilo en el hemisferio oeste, por lo que, Estados Unidos ha buscado en varias ocasiones nombrar a dicho grupo criminal como terroristas, debido a la crisis de salud que la distribución de fentanilo ha causado en EU.
Con información de La Silla Rota
*ARD