La emboscada
Fernando Pérez Vega, “El Pino” o “R15”, fue emboscado y ejecutado cuando circulaba por la carretera libre federal Veracruz-Xalapa, la tarde del 22 de enero de 2023. El ataque fue debidamente preparado: no hubo errores. Tras unos 50 disparos al lado izquierdo de la camioneta, el comando se retiró en un parpadeo.
Pérez Vega tenía una doble vida: por una parte, participaba en la política regional, ora en un partido modesto, ora como candidato a la alcaldía de Coxquihui en 2021.
De acuerdo a fuentes militares, la otra faceta de Pérez Vega era su participación en una organización criminal, “Los Pelones”, generadora de violencia interminable en la zona y de la que la Secretaría de la Defensa Nacional ha ilustrado largamente, sin omitir que los que hemos dado seguimiento al tema, sabemos que ese grupo es de larga data.
Si hubiera que ser puntillosos, le diré que “Los Pelones” son delincuentes organizados y no “narcos”. La diferencia no es de mi autoría sino del recordado doctor Mireles, cofundador de los autodefensas en Michoacán: los narcos se dedican al ciclo de los enervantes; los delincuentes organizados arrasan con las poblaciones en las que trabajan.
Cobrar piso, secuestrar inocentes, robar de todos los activos imaginables, narcomenudeo, sicariato, así como tener el control de vidas y haciendas es el trabajo que desempeña una organización al estilo de “Los Pelones”. Expolian poblaciones enteras, pues.
Como lo comenté en el artículo inmediato anterior, hay una altísima probabilidad de que los ejecutores de “R15” sean una organización que opera para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El 25 de enero se colocó un sinnúmero de mantas en los estados de Puebla y Veracruz, señalando que “Gente Nueva” había arribado a esos territorios: lo mismo en Xicotepec, Zacapoaxtla y Teziutlán que en Ayotoxco, Coatzintla, Coyutla, Entabladero, Papantla, Poza Rica y Tihuatlán.
El punto nodal de las poblaciones veracruzanas que le cité, es el municipio de Espinal. El motivo es evidente: hacia el norte, están Coatzintla y Papantla; hacia el sur, Zozocolco y el estado de Puebla; al este, Papantla y al oeste, Coyutla y Coxquihui.
Del lado poblano, los vecinos inmediatos son: Acateno, Hueytamalco y Tenampulco, territorios que comunican a Veracruz con una inmensa parte serrana de aquel estado, que permite desplazarse hasta Venustiano Carranza o si gusta, a Xicotepec y Huauchinango.
Quien ordenó colocar esas mantas, sabía lo que hacía: cubrió una parte del sistema nervioso de Veracruz y Puebla, por lo que se refiere al norte de ambos estados. Y al mismo tiempo, inició su propaganda donde comenzó el problema: en Espinal.
Ya sabrá usted que el motivo de haber asesinado a “R15” fue una vendetta en el contexto de la ejecución del comandante de la Policía Municipal de Espinal, José Luis Quinto Lorenzo, el pasado 23 de diciembre.
Recordará que el 31 de diciembre de 2022 y el 1 de enero de 2023, se dio una serie de ejecuciones en tres bares de Poza Rica, “Molino Rojo”, “El Manguito” y “El Cafre”. Lo que silenció la aplastante mayoría de los medios fue que en “El Cafre” le dejaron un atento mensaje a “R15”, avisándole que iban por él.
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Así las cosas, lo que está ocurriendo ahora mismo entre Veracruz y Puebla es la lucha territorial entre dos organizaciones dispares: “Los Pelones” quieren preservar el control de sus actividades que llegan hasta Cuetzalan, al tiempo que los agresores van por sus fueros a arrebatarles un negocio más allá de una obviedad: “Los Pelones” le apuestan a la política y tienen un enorme entramado de intereses que les ha permitido ser impunes, por décadas.
Ahora preguntará usted por los agresores; es decir, por “Gente Nueva”. Antes de darle una respuesta, es pertinente que hablemos un poco del Istmo.
El Istmo y el crimen organizado
Como usted sabe, el Istmo es una región de México en donde los océanos Atlántico y Pacífico se encuentran a la menor distancia posible. Considere que ese espacio es correspondiente a la región olmeca del estado de Veracruz y a los distritos de Tehuantepec y Juchitán en el estado de Oaxaca.
En su punto más angosto, el Istmo tiene unos 200 kilómetros de distancia entre el océano Pacífico (Golfo de Tehuantepec) y el Golfo de México. En Tehuantepec, la sierra Madre del Sur se convierte en un paso cubierto por la llanura.
Del lado veracruzano, los municipios cruciales del Istmo son: Acayucan, Coatzacoalcos, Jáltipan y Minatitlán. Sus pares oaxaqueños son: Ciudad Ixtepec, Juchitán y Santo Domingo Ixtepec.
Usted ubicará que, al oriente de los llanos del istmo de Tehuantepec, ya en Chiapas, están las Montañas del Norte y la Sierra Madre, al tiempo que, al poniente, en el estado de Oaxaca, encontrará la sierra Madre del Sur y la sierra Madre de Oaxaca; si mira al norte se topará con la costa veracruzana.
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No olvide que del lado norte oriental del valle de Tehuantepec están las montañas Chimalapas (Sierra Atravesada, Espinazo del Diablo y Tres Picos) y las montañas de Ixtaltepec. Y hay un cinturón costero, que corre paralelo al océano Pacífico. Por último, considere que, al oeste de los Chimalapas están las sierras de Tabasco y norte de Chiapas.
Bien. Con esta modesta referencia geográfica, piense en dos temas complementarios.
El primero es el valor geoestratégico que tiene el Istmo y cuantos estados de la República Mexicana cubre. Piense en los cargamentos de toda suerte de mercancía que se mueven a lo largo de esa región y sobre todo, que comunica dos océanos y dos territorios vitales para el tráfico de personas, narcóticos y precursores: Salina Cruz en Oaxaca y Coatzacoalcos/Minatitlán en Veracruz, solo como dos modestos ejemplos.
Considere que aunque es pequeño, hay un punto que une los límites de los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Tabasco con la subprovincia de la sierra del Norte de Chiapas, las sierras de Chiapas y Guatemala.
Quien tenga el control del Istmo tiene el control de todo el trasiego de narcóticos para México desde Centroamérica. Ese territorio es vital para la delincuencia organizada. Y para que el Istmo tenga dueño, debe haber un padrino con mucho poder que lo permita.
El segundo tema es que “Gente Nueva” no es un cártel, sino un grupo que llegó a limpiar sindicadamente una porción de Veracruz y Puebla. La meta de gran calado es tener bajo mando de un solo cártel a todo el sistema nervioso que permite operar al Istmo y lateralmente, al Golfo. Espinal es un nodo, apenas.
“Gente Nueva” y “El Comandante Sierra” van por dos propósitos: uno, minúsculo, que es el control del corredor de los negocios que tienen “Los Pelones”, un mero tema de dinero; otro, gigantesco, que suma a los nodos de contacto del Istmo en todos sus puntos cardinales.
Lo dejo con una pregunta: ¿hay algún proyecto de infraestructura transexenal que esté acelerando el trabajo criminal en el Istmo? Entre el Istmo y el Golfo encontrará las respuestas.
*ARD