Estamos próximos a conmemorar el Día Internacional de la Solidaridad Humana, una fecha promulgada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para promover este valor, así como la importancia de impulsar el espíritu de compartir como clave en la lucha contra la pobreza.
Y es que la solidaridad es un valor que nos ayuda a ser conscientes de las necesidades de otros y nos genera el deseo de sumar en su satisfacción. Se trata de una forma de enfrentar la relación con los demás que es eminentemente positiva porque evidencia el interés de cada uno de nosotros por el bien del prójimo.
Esto es muy importante, mucho más en un país como el nuestro, considerado como uno de los más desiguales del planeta.
De acuerdo con el World Inequality Report 2022, el 10% más rico de los receptores de ingresos en México gana 30 veces más de lo que percibe el 50% que menos gana. En patrimonio, el 10% más rico de la población tiene cerca del 80% de la riqueza del país.
Estos datos van acorde a las estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que calculan que un 76.5% de la población mexicana vive en condiciones de pobreza o vulnerabilidad.
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En este sentido es que escuchamos decir a muchas personas: “Estamos en el mismo mar, pero no en el mismo barco”, para enfatizar la importancia de tener presente que en nuestro país hay diferentes realidades y por lo tanto existe la imperante urgencia de hacer algo al respecto.
Desafortunadamente, en esta temporada de fiestas decembrinas, las diferencias se vuelven más notables para muchos sectores de la población que no cuentan con ingresos fijos, ni prestaciones de Ley y por tanto no reciben aguinaldo o fondo de ahorro al cierre de año.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), más de la mitad de la población ocupada en México se encuentra en el sector informal, sin seguridad social, ni contratos.
Esta fría realidad no nos puede ser ajena ni indiferente, sino por el contrario, nos debe incentivar a actuar de manera decidida y, precisamente, de manera solidaria con quienes más lo necesitan.
Afortunadamente, dar la mano a quienes más lo requieren en momentos de mayor vulnerabilidad, no es nada nuevo para las y los mexicanos, por el contrario, cuando el país ha estado en medio de contingencias como sismos y desastres naturales, la respuesta se ha dado de manera casi automática.
Al respecto, según la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020, 82% de los mexicanos de 15 años o más ha realizado alguna vez en su vida una acción altruista o solidaria y el 61.3% lo ha hizo en los últimos 12 meses. El 45.5% donó alimentos, medicinas o ropa; 37.6% auxilió a algún desconocido y 28.2% envió mensajes por redes sociales para apoyar a alguien o alguna causa.
Es por ello que hoy, que estamos próximos a la conmemoración del Día Internacional de la Solidaridad Humana, así como al cierre de año, reflexionemos sobre la importancia de generar redes de apoyo a los más desfavorecidos, que nos permitan construir una sociedad más incluyente, equitativa y justa.
No se trata de dar lo que no tenemos, sino por el contrario, coadyuvar en la medida de nuestras posibilidades a mermar el pesar ajeno.
Por ejemplo, si tenemos una amistad que está emprendiendo un negocio, podemos ser solidarios consumiendo su producto o servicio, o incluso recomendándolo con otras personas. Si conocemos a alguien que no le ha ido bien económica o emocionalmente, podemos tomarnos el tiempo de invitarle un café para escucharlo y sin duda encontrar juntos una mejor manera de afrontar sus problemas.
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Además, si en casa tenemos cosas de más como ropa, zapatos, juguetes, medicinas, muebles e incluso comida, busquemos a quién donárselos de manera directa o a través de una fundación.
Mucho decimos que queremos tener un mejor país, sin embargo, hoy preguntémonos qué estamos haciendo y, sobre todo, no dejemos de actuar solidariamente para lograrlo.
Aprovechemos estas fechas decembrinas, no sólo para promover la solidaridad, sino para llevarla a la práctica, con lo cual sin duda haremos la diferencia en la vida de muchas personas y al mismo tiempo forjaremos una diferencia en la nuestra, ya que como decía Albert Einstein: “Casi todas las cosas buenas nacen de una actitud de aprecio por los demás”.
*IC