¿Es beber alcohol a diario un problema de alcoholismo? estudio lo revela
Tras la publicación de Vinagre, el libro en el que Jorge Matías cuenta su historia con el alcoholismo, el autor fue invitado esta semana a Espejo Público para hablar sobre su caso. Podría haber sido una decisión acertada y divulgativa, si no fuese porque uno de los invitados del programa decidió quitar hierro a lo que contaba Matías, asegurando que su caso sería algo extremo, pero que beber tres cervezas al día es incluso saludable. Como es lógico, la polémica en las redes sociales no se ha hecho esperar. Los comentarios se dividen entre quienes apoyan esa hipótesis y quienes la consideran errada y peligrosa.
También ha surgido la duda sobre qué es exactamente ser alcohólico. ¿Es necesario beber una cantidad concreta de copas al día para poder considerarse como tal? ¿Resulta exagerado llamar alcohólico a alguien que solo bebe una copa de vino al día?
Con la ciencia en la mano, la respuesta rápida a todas estas cuestiones es que no hay una dosis saludable de alcohol. Obviamente, será más peligroso beberse una litrona de una vez que solo una caña. Pero tomar una caña diaria no está exento de riesgo. Por eso, mensajes como el del tertuliano de Espejo Público son muy peligrosos. Podemos quedarnos con la parte buena: a raíz de esta discusión, todo el mundo habla sobre alcoholismo. Ahora solo falta tener claros los conceptos científicos para poner fin a la polémica.
El falso mito de la copita de vino
Durante mucho tiempo se ha hablado de que una copita de vino al día podría ser saludable. Incluso los médicos llegaron a recomendarla en el pasado. Esto, en realidad tiene un fundamento científico.
El vino contiene tres sustancias con beneficios demostrados para la salud:
- procianidinas
- taninos
- resveratrol
Los dos primeros son compuestos antioxidantes. Esto significa que previenen la oxidación celular, un proceso natural de nuestro organismo, por el que algunos átomos tienden a robar electrones a otros, desestabilizándolos e impidiendo que las moléculas que los contienen funcionen adecuadamente. Por ejemplo, es muy peligroso cuando la oxidación actúa sobre los átomos que componen el ADN. Naturalmente se generan en nuestras células unos compuestos, llamados antioxidantes, que ayudan a mantener a raya este proceso tan peligroso.
El problema es que a medida que nos hacemos mayores o nos sometemos a procesos dañinos, como la radiación solar, el tabaco o el alcohol (sí, también el alcohol), los antioxidantes naturales ya no dan abasto. En este punto, es interesante el consumo externo de antioxidantes. Muchos alimentos los contienen, desde el brócoli hasta los guisantes. Pero es innegable que también se encuentran en el vino, especialmente en el tinto.
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En cuanto al resveratrol, es una sustancia que parece prevenir el envejecimiento celular, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Se ha comprobado en algunos estudios con suplementos de dicho compuesto, aunque no todos son demasiado concluyentes.
Lo que está claro es que ninguna de estas sustancias se encuentra en el vino en cantidades suficientes como para aportar un beneficio adecuado. Además, incluso si lo estuvieran, los perjuicios del alcohol superarían con creces los beneficios.
Por este motivo, en la actualidad está más que claro que una copita de vino no es beneficiosa en su conjunto.
No hay una cantidad segura de alcohol
En los últimos años se han realizado multitud de estudios destinados a demostrar que no hay una cantidad segura de alcohol. Destaca uno publicado en 2018 en Lancet de la mano de un equipo internacional de más de 500 investigadores.
En dicha investigación se revisaron 694 bases de datos y 592 estudios, con información tomada en 195 países entre 1990 y 2016. La conclusión de la puesta en conjunto de toda esta literatura científica es que no hay cantidades seguras de alcohol.
De hecho, estos científicos hicieron algo muy innovador. No distinguieron entre bebidas fermentadas, como la cerveza y el vino, o destiladas, como el whisky y el ron. Simplemente comprobaron los efectos de 10 gramos de alcohol etílico puro. Estos se corresponden con un vasito de vino, una caña de cerveza o un whisky. En todos los casos, si se toma esa dosis diaria de alcohol durante mucho tiempo, aumenta notablemente la probabilidad de padecer cirrosis, trastornos cardiovasculares y cáncer.
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No vale la pena correr el riesgo en busca de ningún beneficio, pues en 2020 se publicó en la Revista Española de Sanidad Pública un estudio que concluía que no hay evidencias científicas de que el alcohol aporte ninguna protección frente a la aparición de cáncer y enfermedades cardiometabólicas o neurodegenerativas.
Dicho esto, ya sabemos que no hay ningún beneficio en tomar ni siquiera una cerveza al día. Pero aún nos queda una pregunta. ¿Podría considerarse eso alcoholismo?
La psicología del alcohol y el alcoholismo
Hay quien considera que, aunque sea cierto que el alcohol no nos aporta beneficios físicos, sí que puede suponer beneficios psicológicos. Puede incluso compararse con comer tarta. Te comes ese trozo de tarta por tu salud mental, aunque sepas que no es saludable.
Lo que ocurre es que normalmente no hablamos de una copa aislada a la semana. Eso tampoco es beneficioso y no aporta más que perjuicios al organismo, pero si lo hacemos de forma informada, entendiendo que es una decisión poco saludable, pero meditada, no debe haber mayor problema. Al menos, no podemos considerarlo alcoholismo.
El problema de todo esto es que si decimos que bebemos por salud mental, por poca que sea la dosis, quizás sí estemos sufriendo alcoholismo sin saberlo. Las definiciones de alcoholismo normalmente no incluyen una cantidad de alcohol consumida.
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Suele definirse como la incapacidad de controlar los hábitos de consumo de alcohol. Ese hábito de consumo de alcohol puede ser perfectamente tomar dos copas de vino diarias o beber cañas todos los días al salir del trabajo.
Existe incluso el concepto de alcoholismo de fin de semana. Con él se hace referencia a un consumo ocasional, pues estas personas no suelen beber nada de lunes a viernes. En cambio, cuando llega el fin de semana son incapaces de evitar beber esas cañas o copas a las que ya se han acostumbrado.
También se considera alcoholismo a la situación en la que ya hay rutinas centradas en el alcohol. La copa de vino todas las noches mientras se hace la cena o las cañas al salir de la oficina.
Un ejemplo para entenderlo mejor
“Yo podría no beber, pero no quiero”. Si alguien dice esto, aunque solo tome una copa de vino diaria, podría considerarse alcoholismo según algunas definiciones. Porque ha decidido que el vino forme parte de su vida. Que para encontrarse bien en determinadas situaciones necesita ese alcohol. Puede que simplemente nos guste el sabor de las bebidas alcohólicas, pero normalmente no se trata de eso. Es algo social, casi ritual.
La cifra que no existe
Para el Instituto Nacional sobre el Alcoholismo de los Estados Unidos se considera que una persona está en riesgo de abuso cuando consume a partir de tres tragos en un día para las mujeres. Cuatro en el caso de los hombres. Todo esto sin contar que las tolerancias de cada individuo pueden hacer que la cifra sea mucho menor. No olvidemos que el tertuliano de Espejo Público aseguró que tres cervezas al día es saludable.
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Hacer estas afirmaciones puede ser muy peligroso. El trabajo valiente y divulgativo que ha hecho Jorge Matías en su libro se ensucia con estas afirmaciones manidas y carentes de evidencia científica. Ojalá, la próxima vez que en un programa de televisión decidan escoger así de bien a sus invitados, hagan lo propio con los tertulianos.
*BC