El próximo distractor
El más reciente lío internacional, antes de la invasión rusa a Ucrania, de la semana pasada, había sido contra el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken. El presidente, Andrés Manuel López Obrador, saltó de la lógica inicial de lo dicho por el funcionario de Joseph Biden, en el sentido de proteger a los periodistas mexicanos, a que el país vecino subsidia a los enemigos de Palacio Nacional.
Dicen los que saben que al mandatario jamás ha sido de uniones y enlaces, mucho menos de rectificaciones. Lo de él, es dividir. Y si en este momento está bajo un intenso fuego que él mismo inició y propagó, tiene una oportunidad de oro, enfrente.
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Esa oportunidad es Ucrania y la voracidad de Vladimir Putin para arrasar con una democracia que le estorba si no es que le obsesiona.
El 24 de febrero, el canciller mexicano Marcelo Ebrard, señaló una postura que atiza cualquier especulación: “La posición de México ha sido rechazar el uso de la fuerza”.
A más de uno hizo sonreír el que se le preguntara a Ebrard si México enviaría efectivos a la zona de conflicto, si se toma en cuenta que nuestro país tiene su propia guerra contra distintos cárteles de la delincuencia organizada, como lo que ocurre en los estados de Michoacán y Zacatecas, solo por mencionar dos casos.
Si a López Obrador le parece pertinente, el tema de la invasión rusa a Ucrania es una condición idónea para seguir usando distractores.
El jueves pasado escribimos que “En un clima donde retumban los tambores de guerra entre Estados Unidos y sus socios de la Comunidad Económica contra Rusia, por la invasión a Ucrania, y la diplomacia va quedando a un lado, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador lanzó acusaciones de injerencista al gobierno demócrata de Joe Biden y calló ante las sugerencia y amenazas de invasión del republicano Donald Trump”.
Para empezar, el martes el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, pidió a México mayor rendición de cuentas en los casos de periodistas asesinados en el país, uniéndose a senadores demócratas y republicanos estadounidenses que han denunciado la ola de violencia que afecta a la prensa mexicana.
“Está claro que llevó intención el breve mensaje que es la primera declaración de un miembro del gabinete del presidente Biden sobre el tema, Blinken solicitó además más protección para los periodistas mexicanos haciendo énfasis en la ola criminal que ha cobrado la vida a 5 de ellos según el Comité para la Protección de los Periodistas”.
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Estados Unidos está en plena guerra contra Rusia y requiere solidaridad, no reclamos.
El gran riesgo es que, por andar creando crisis donde no las hay, termine el gobierno mexicano por meter al país en un problema multilateral de enormes consecuencias negativas.
Y a juzgar por lo visto, al presidente, solo le interesan sus propias guerras.
De las anécdotas que se cuentan
Carece de sentido analizar los motivos profundos que han detonado la actuación de Andrés Manuel López Obrador en los dos últimos días, dos crisis que se caracterizan por tres rasgos: son innecesarias, generan frentes globales y señalan el rumbo difícil para 2024.
La diferencia entre ser valiente y ser temerario radica en que el primero conoce el miedo y los riesgos, pero sabe administrarlos, mientras que el segundo no sabe de miedos y tampoco entiende los riesgos.
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El desastre de los embajadores en Panamá es una crisis innecesaria por donde se le quiera ver y da una pésima confirmación de que al presidente le importa muy poco esa nación, que respondió con dignidad a sus propuestas.
Y, en el caso de España las cosas son desastrosas: es de espanto la confirmación que López Obrador confunde los intereses de empresas multinacionales con origen español y las relaciones entre ambos Estados.
Mientras tanto, en la Cancillería mexicana no alcanzan a decir gran cosa, sin omitir que Marcelo Ebrard está ahora en el frente que reclamó a Rusia la invasión a Ucrania.
Más allá de los esperpentos que se mueven en las relaciones multilaterales de nuestro país, es evidente que vamos a velocidad de crucero hacia una crisis aún mayor en 2024.
El motivo es sencillo: sin contrapesos ni consejeros competentes, en Palacio Nacional actúan de manera temeraria.
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No pocos mexicanos deberían releer a Samuel Huntington, ahora mismo navegamos al desastre y de éste, a reiniciar el ciclo.
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*ARD