La noche del 18 de noviembre de 1910 comenzó un sangriento enfrentamiento en el centro histórico de Puebla. 400 soldados y 100 policías intentaban tomar a sangre y fuego la casa número 4 de la calle Santa Clara, la casa donde vivía la familia Serdán Alatriste.
En vísperas de la Revolución Mexicana, la familia Serdán participaba activamente en labores de propaganda política en apoyo del candidato Francisco I. Madero. Habían decidido unirse a la Revolución, que fue convocada por medio del Plan de San Luis.
Tomaron las armas
Aquella noche las fuerzas federales y la policía de la ciudad se habían enterado que existía un arsenal clandestino en el domicilio donde vivían: los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, junto con su mamá y la esposa de Aquiles.
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Cuando llegaron al lugar, rodearon la casa, llamaron a la puerta y les pidieron rendirse y entregarse, no tenían escapatoria.
La familia junto con una docena de seguidores, que en ese momento estaban reunidos en el lugar, se parapetaron, aseguraron puertas, ventanas y la azotea de la casa, estaban decididos a no entregarse, tomaron las armas y se colocaron en lugares estratégicos de la casa para el enfrentamiento.
Militares y policías habían llegado a la casa a detenerlos y a confiscar el armamento, nunca esperaron la resistencia de la familia Serdán que eran superados en número y en armas.
Ante la negativa de entregarse los militares y policías intentaron ingresar a la casa por la fuerza y fue entonces que se desató el enfrentamiento. La refriega duró más de cuatro horas, la familia Serdán y un puñado de seguidores enfrentaban a pie firme e impedían que ingresaran al inmueble.
Con el paso de las horas la resistencia fue disminuyendo, Máximo murió en el combate con los soldados dentro de la casa, que aun superado siguió defendiendo su casa.
Carmen, su mamá, María del Carmen Alatriste, y la esposa de Aquiles fueron apresadas, militares y policías buscaban en cada rincón al otro hermano: Aquiles.
En la refriega dentro de la casa, Aquiles había corrido hacia su recámara donde había un escondite muy estrecho, ahí permaneció 12 horas sin que lo hallaran, pero una tos repentina lo delató y tuvo que salir y al tratar de defenderse fue asesinado en el comedor de su casa.
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La primera sangre por la causa de la Revolución Mexicana ya se había derramado, y la lucha estaba a punto de iniciar: en Puebla se prendió la mecha de la lucha revolucionaria.
La muerte de los hermanos
En años recientes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llevó a cabo durante meses un estudio científico realizados por restauradores y antropólogos para la reconstrucción y conservación de osamentas y determinar las causas de la muerte de los hermanos poblanos.
Los resultados fueron sorprendentes. Ambos hermanos habían muerto por impactos de bala en la cabeza.
Al revisar los restos de Máximo se pudo conocer que tenía un impacto de bala en la parte media del occipital y no tenía huella de salida tal vez porque el proyectil se fragmentó o salió por una parte blanda como pudo ser la boca o cuello.
En el caso de Aquiles se pudo saber que el impacto ingresó por la parte superior del frontal, con trayectoria de adelante hacía atrás y tiene orificio de salida en la parte baja del occipital del lado izquierdo.
Los científicos que participaron en la revisión de los restos de los hermanos determinaron que en el caso de ambos las lesiones encontradas en sus cráneos fueron terribles.
El destino de Carmen fue diferente. Ella durante la refriega de aquella noche del 18 de noviembre fue encarcelada. El 7 de mayo de 1911 quedó libre y regresó a su casa. Estuvo en Puebla hasta el asesinato de Madero. Después se mudó a Tacubaya en la Ciudad de México.
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Con el paso de los años padeció artritis y ante las fuertes dolencias tuvo que usar corsé durante mucho tiempo, la enfermedad modificó su cuerpo.
Los científicos encontraron que su columna estaba muy jorobada, su caja torácica y costillas estaban completamente modificadas hacia la parte baja, tal vez el uso del corsé modificó con el tiempo toda su estructura esquelética.
Carmen murió en la Ciudad de México el 21 de agosto de 1948.
Regresan a casa
Tras el largo proceso de reconstrucción y conservación de los restos de Máximo, Aquiles y Carmen Serdán, los científicos y antropólogos restauraron las urnas.
Los restos fueron depositados en bolsas de seda con un polímero natural que las protege. Además, dentro de los pedestales se colocó tela de carbón activado que absorbe los gases que puede provocar la corrosión.
Las urnas de los tres hermanos fueron regresadas a Puebla, pero ya no al Mausoleo que se había hecho en su honor sino a su casa, al número 4 de la calle Santa Clara, en el corazón del centro histórico de Puebla donde aquel día 18 de noviembre de 1910 inició la lucha revolucionaria de México.
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