Las afirmaciones son del Cardenal de la Arquidiócesis de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega: las parroquias deben pedir permiso al jefe de plaza de un cártel para llevar a cabo sus fiestas patronales y, les exige el 50 por ciento de lo recaudado en los festejos.
Por supuesto, las cantidades son difíciles de establecer.
Solo por decir un par de ejemplos, en una fiesta patronal muy pequeña, podría especularse que ingresen a la caja de la parroquia, unos 100 mil pesos por lo que la tajada para el crimen organizado sería de 50 mil pesos.
Y, después, viene la multiplicación de los panes por parte de los párrocos, ya que esos 50 mil pesos deberán alcanzar para un sinnúmero de cosas, que van desde el pago de algún ingreso al personal que trabaja en la parroquia, pasando por el mantenimiento indispensable del templo y como suele ser, la atención médica a alguien que lo necesita.
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Es de entenderse que una cantidad así, no alcanza más que para lo urgente.
El segundo ejemplo se da en una fiesta patronal grande, en la que se puede rebasar el millón de pesos, pero, así como se lee, esa misma cantidad tiene un destino similar al del primer ejemplo, ya que las necesidades son similares a las de la parroquia pequeña, pero en una cantidad mayor.
Ambos ejemplos permiten entender que no importa si los ingresos son pequeños o grandes en una parroquia.
El punto es que exigir el cobro de piso no solamente es un delito, sino una agresión directa contra los poderes eclesiásticos y civiles, sino también contra la feligresía que, con lo poco que tiene, convida algo a su parroquia.
El cobro de piso se está incrementando en todo el país, peligrosamente.
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El mensaje está dado para que las autoridades estatales tomen las medidas pertinentes, ahora ocurre en el norte del país, pero pronto migrará la práctica al centro y al sur de la República
Urge impedir que algo así ocurra en nuestro estado.
De las anécdotas que se cuentan
La doctora en Medicina por la Universidad de Harvard, Laurie Ann Ximénez-Fyvie lo señaló en su cuenta de Twitter:
“Estamos en un repunte de contagios (la 5a ola) que ya rebasa el pico de la 1a ola y va corriendo para, por lo menos, a igualar los picos de las olas 2 y 3″, refiriéndose al caso mexicano.
La experta se refería al incremento de casos por COVID-19 y lo apuntaba con una serie de datos: al 25 de junio, con un total de 5 millones 956 mil 732 de casos y 325 mil 576 muertes oficialmente reconocidas, en México se están alcanzando hasta 24 mil 214 casos nuevos y 23 defunciones diarias.
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Por cada diez casos de COVID-19 en el país, seis ocurren con mayor probabilidad en la Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz, Puebla y Sonora.
Los datos históricos que la doctora menciona, están contabilizados en la forma siguiente:
Ciudad de México (1 millón 469 mil 351), Estado de México (591 mil 623), Nuevo León (331 mil 090), Guanajuato (287 mil 146), Jalisco (251 mil 786), San Luis Potosí (191 mil 488), Tabasco (190 mil 907), Veracruz (185 mil 463), Puebla (173 mil 136) y Sonora (169 mil 310).
La doctora apunta dos recomendaciones: la primera es que no importa si la autoridad da su permiso para “pachangas masivas”.
Simplemente, no hay que acudir a ellas.
La segunda señala que “el cubrebocas es nuestro mejor aliado, pero no basta usar uno de buena calidad, sino que deben utilizarlo correctamente cubriendo nariz y boca, y ajustarlo muy bien al rostro para tener la máxima protección tanto para nosotros como para los demás”.
Las sugerencias de una experta nunca están de más.
Usted, no baje la guardia y siga usando el cubrebocas, un eficiente aliado que ha demostrado sus capacidades a lo largo de la pandemia.
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*ARD