Segundo sobreviviente de Nuevo Laredo habla de cómo lo quisieron ultimar a tiros
De la masacre de Nuevo Laredo, el segundo sobreviviente del ataque, responde al nombre de Luis Gerardo S, Narro ante la autoridad como aún pensando que estaba ya sin vida soldados le dispararon para rematarlo, recibió dos impactos de bala estando ya en el piso tirado, herido.
Su declaración la hizo oficial ante la Fiscalía General de la República (FGR), y está narra los momentos más aterradores que vivió, la cual coincide con la de Alejandro Pérez, quien salió ileso.
Los otros cinco jóvenes que viajaban con ellos murieron por los balazos de los militares. Los militares les siguieron y dispararon. “Yo ya estaba muy herido. De hecho estaba tirado en el piso, unos soldados me pisaban la cara con las botas y decían que nos iban a matar porque éramos del [Cartel del] Noreste”, explica el muchacho, de 25 años.
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Lo hicieron en más de 60 ocasiones. La Secretaría de la Defensa (Sedena) ha indicado que el “estruendo” que provocó el choque de los muchachos con un carro estacionado provocó que algunos soldados dispararan.
El relato sigue. “Me puse en posición fetal, porque yo ya solo miraba rojo, vomitaba sangre. Fue entonces cuando este soldado me pateó con sus botas en la cara”, dice, en referencia a un elemento que le acababa de apuntar con su arma, pensando, según el relato del joven, que se quería escapar.
El suceso ha generado indignación en México. A diferencia de otras ocasiones, las víctimas no dispararon primero. Tampoco después. Según el informe que firmó el oficial al mando del operativo militar, el capitán de caballería Elio N, los muchachos ni siquiera cargaban armas. Salían de una discoteca e iban de vuelta a sus casas.
En la declaración, tomada en un hospital de la ciudad fronteriza, el muchacho, asistido por un abogado del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, organización que ha seguido el caso desde el principio, dice que los soldados les dispararon desde diferentes posiciones, como sugerían los estudios de necropsia realizados a los cadáveres de los cinco muertos, de los que este diario informó la semana pasada. Luis Gerardo S plantea además que dispararon varios soldados de al menos dos camionetas, más de los cuatro que mencionó en su informe el capitán Elio N.
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“Recuerdo perfectamente que uno de los soldados me tiró por la espalda, cuando yo estaba herido, tirado a un lado de la llanta de la camioneta en la que veníamos”, añade.
Luis Gerardo S dice que justo después, con las fuerzas que le quedaban, intentó llamar a su madre por teléfono, pero que un militar le quitó el aparato y lo pisó. Otro soldado le disparó, de nuevo, por la espalda.
El relato sigue. “Me puse en posición fetal, porque yo ya solo miraba rojo, vomitaba sangre. Fue entonces cuando este soldado me pateó con sus botas en la cara”, dice, en referencia a un elemento que le acababa de apuntar con su arma, pensando, según el relato del joven, que se quería escapar.
Luis Gerardo S dice que desde la primera ráfaga de disparos pidieron auxilio, una ambulancia. “Se tardó mucho en llegar y cuando me subieron perdí el conocimiento”, explica.
Su relato coincide en buena parte con el de Alejandro Pérez. Los dos cuentan que el sábado 25 de febrero acudieron con otros cinco amigos a una discoteca del centro de Nuevo Laredo, en la frontera de Tamaulipas con Texas. Salieron de allí en la madrugada ya del domingo, pasadas las 4.00.
Subieron en la camioneta de una de las víctimas mortales, Gustavo Suárez, y se dirigieron a la colonia Cavazos Lerma, en el sur de la ciudad. Luis Gerardo S cuenta que “al llegar a [la calle] Iglesias Calderón, esquina con la calle Huasteca”, zona sur de la colonia, vio cuatro camionetas militares. Acto seguido, dice, dos de las cuatro empezaron a seguirles.
En las imágenes, se ve la camioneta de los muchachos, una pick up blanca y, unos 50 metros por detrás, las dos castrenses. Ambas evidencias contrastan, sin embargo, con el informe que presentó el capitán Elio N tras los hechos.
A dos semanas de lo ocurrido, las autoridades guardan silencio. La FGR, a cargo de las investigaciones, no ha dado explicación alguna al respecto.
Algunos medios han informado estos días de que la dependencia planea acusar a los cuatro militares que supuestamente dispararon, según el informe de su mando, de asesinato y asesinato en grado de tentativa. Se ignora igualmente el estatus de los militares.
El suceso ha generado indignación en México. A diferencia de otras ocasiones, las víctimas no dispararon primero. Tampoco después. Según el informe que firmó el oficial al mando del operativo militar, el capitán de caballería Elio N, los muchachos ni siquiera cargaban armas. Salían de una discoteca e iban de vuelta a sus casas.
*MG